domingo, 7 de agosto de 2011

El día que me muera.

No se ni como, ni cuando, ni donde,
pero se que tarde o temprano llegara,
no le tengo miedo la espero con ansia,
ya que yo no le tengo mucha importancia.

La muerte, palabra que dice tanto
y a la vez nada, tan resonante,
tan penetrante, tan absurda como
el que solo piensa y escribe de ella.

¿Qué es la muerte? sino la vida!
¿Que es la vida? sino la muerte!
Son respuestas tan abstractas y tan simples,
pero tan ciertas como las mismas.

El día que me muera...

Tal vez sea, el día  
en que deje de preocuparme,
en el mañana y de lo que traerá
consigo para mí.

 Tal vez sea, el día
en que deje de sufrir, hasta por la cosa
más insignificante, que agá que mi ser
derrame una lagrima.

Tal vez sea, el día
en que deje de llorar,
por los que no me supierón querer,
y nunca me pudieron entender.

Tal vez sea, el día
en que deje de soñar,
en tonterías inalcanzables,
que quise con toda el alma.

Tal vez sea, el día
más feliz de mi vida,
será el día que deje de preocuparme,
que deje de sufrir, llorar y soñar.

Tal vez sea, el día
que me libre de mis penas,
sufrimientos y amarguras, tal vez,
solo tal vez.

Pero hasta entonces,
hasta ese día,
tan ansiado y esperado, llorare,
por el día en que yo me muera.

Padre, medre, hermano,
¡Ay!

Todo el mundo, he perdido,
en mi corazón vacío,
solo amargas penas hay.

Padre, medre, hermano,
¡Ay!...


Dedicado a la FELICIDAD, 
de una persona de la cual  fue lo primero en morir,
descansa en paz.

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