viernes, 24 de junio de 2011

De nombres a nombres.




   Sucedió hace muchos años, 
cuando se daba clases en el Centro Activo Freire, 
alias CAF, que era una escuela activa, de niños activos, 
sin sentido de la autoridad, liderada por diversos personajes 
de la izquierda mexicana y que se encontraba en la colonia Florida, 
exactamente en la calle de Hortensias, 
pared con pared con una escuela de monjas para niñas, el Colegio 
«Félix de Jesús Rougier». 

Un día de tantos, dos alumnos jugaban con el balón sin ton ni son en el pequeño patio del colegio, cuando, por enésima vez, lo volaron al patio del colegio de monjas. 

Ni tardos ni perezosos se salieron y tocaron el portón vecino para recuperar la pelota. Una monja, cansada de pasar balones, les abrió y les dijo: 
«No les voy a pasar ningún balón, porque ya estamos hartas de sus juegos». 
Al oír aquello, no lo pensaron dos veces: 
uno de ellos la hizo a un lado el brazo y el otro se apresuró a entrar por la pelota. 
La monja se enojó muchísimo y les pidió a ambos sus nombres, 
«para reportarlos con su director». 
Se los dieron, ella los apuntó y, cuando llegó con el director del CAF, 
él no pudo contener la risa al escuchar:

Vengo a reportar a dos alumnos suyos que se han portado muy majaderos.
¿Si? ¿A quiénes, madre?A Carlos Marx y a Federico Engels.



Marx y Engels.



No hay comentarios:

Publicar un comentario